sábado, 18 de abril de 2009

El Jardín de Los Presentes.


CAPAZ, si no hubieses tenido tanto miedo, las cosas hubieran sido distintas. Los últimos años de tu vida, habían sido manejados por el, oscuro y perturbador, que no permitía el sueño sin pesadillas, el amor sin dolor, ni compartir tu mundo con los demás. Un miedo que te había vuelto autista, un miedo que se había tranformado en tu característica más notoria (para vos, claro. Los demás podrían haber imaginado cualquier cosa: "novio", "rebeldía", "droga", "anorexia", pero nunca miedo -¿Miedo a qué?- hubieran dicho), ya no existía el sentir sueño, hambre, sed, sólo miedo. Como si estuvieras en un pozo y te estuviesen tirando tierra y tierra y más tierra. Y los únicos capaces de ayudarte estaban en otros pozos, o en el mismo, y a veces, incluso, eran quienes te tiraban tierra. 

-Pero en serio, yo quiero saber, decime ¿Miedo a qué?¿Cuándo?¿Por qué empezaste a tener miedo?

-La verdad, no sé. Miedo a ver que estaban tirando abajo las paredes, que alguien estaba violando mi terreno, metiéndose donde no tenía que estar, miedo a que ese mismo alguien caminara por mi jardín,  pisando o arrancando, sin compasión alguna, las flores que empezaban a nacer, que tenían ilusiones de todo tipo.

-¿Y después?¿ Qué pasó después?

-Alguien se fue, se fue para siempre, y yo nunca pude darle las flores de mi jardín. Porque tenía miedo. Tenía siempre miedo, de que volviera a pasar lo que tanto tiempo atrás había pasado.

-¿ Y hoy?

- Hoy, LE DARÍA EL MUNDO ENTERO, no sólo mi jardín. Le daría mi jardín, el cielo, la noche, la magia, el amor y la vida. LE DARÍA VIDA. Pero el ya no existe, por eso quiero que hablemos. Te lo digo en serio, charlemos. La tarde es triste, me pongo sentimental. 

- Charlemos

-Tuve miedo y se fue. NUNCA MÁS . Y también tenía mucho miedo de perderlo. El se consumía, tenía que pasar. IBA A PASAR. Y yo me moría, el miedo de estar sóla, de haberlo perdido, de estar inmersa en una oscuridad absoluta, ciega, sin poder ver más nada. Miedo y dolor. Nada más. No existía nada más. 

- Algo existió. 

-Sí. Después de eso, el mismo me empujo y me sacó de ahí, me tendió una mano. Me llevó a la luz. Fui encontrando el camino, y con el tiempo, con mucho tiempo, reencontré la magia y la belleza de las cosas, y de la vida.

- ...

- Algo había cambiado. Las paredes que habían sido tiradas se habían reconstruido dando lugar a un inmenso murallón que protegía celosamente el nuevo jardín. Jardín al que sólo entraba un fantasma. Un Fantasma que todavía aparece, recoge lindas flores (amarillas), cuida el jardín y todo lo que allí hay.

- ¿El miedo?

- Que nunca nadie fuera capaz de superar esa muralla. Pero el tiempo pasó (entre un amor y bicicletas) y hubo alguien que se animó, sabiendo que sería tan difícil... sabiendo que había una muralla, y que estaba hecha de miedos, malos recuerdos, ilusiones rotas y dolor, tanto tanto dolor. 

- ¿Qué pasó con él?

- Él.. ni principe azul y por supuesto sin caballo, hizo un agujero en la muralla y entró. Paseo contento durante algunos días, pero el fantasma no lo dejo en paz, pedía a gritos su lugar, y terminó llenando el jardín de recuerdos hasta que él tuvo que irse, ya no había lugar para él. 

- Sin pena y sin gloria digamos...

-Sin pena, pero con la gloria de haber sido el primero de entrar al jardín con invitación después de tanto tiempo. 

- ¿Fue el único?

- No. Después apareció alguien que por poco derritió las murallas con una MAGIA poco conocida. Pero no se adentró en el jardín. Mientras yo trataba de superar mis miedos, alguien luchaba con lso suyos. Y así sobrevino, se nos abalanzó un invierno que duró mucho.

-Pero terminó ¿No?

- Sí, no sé. Ya no hay muralla y de vez en cuando caminamos de la mano por el jardín. Ya no hay miedo, o sí, pero de perdernos en distintos lugares y por distintos caminos. Pero no miedo de estar en mi propio jardín, sentada con la cara al sol, escuchando los pájaros, mirando los colores, y con una magia que nos envuelve.

- ¿El fantasma?

- El fantasma siempre está ahí, acá. A veces se enoja porque el no cuida el jardín como al fantasma le gustaría hacer si estuviese realmente. Pero se enoja y se le pasa muy rápido porque lo único que quiere es verme bien. Y a veces pasa. Y mientras el fantasma me cuida, yo cuido su recuerdo y lo alimento día a día, para que ahora sí, nunca me deje. Alguien se puede ir. Cualquiera se puede ir, pero el fantasma nunca más me va a dejar, de ninguna manera. Y en días como hoy, cuando más lo necesito, ESTÁ MÁS ACÁ QUE NUNCA. 



El también se cansó de este sol
viene a mojarse los pies a la luna
cuando se cansa de tanto querer
el es tan claro que ya no es ninguno
sube a las hojas y cae hasta el mar
cómo es que puedo tocarle las manos
de dónde vienen quienes al nacer
llueven y llueven y en el se juntan
yo me recuesto y el en el final
viene a dormirme movido de estrellas
viene a dormirme movido de estrellas.

"Ella está hecha de pedacitos de él"

1 comentario:

benja dijo...

Ya son más a quienes puedo llegar. Y bueno, mi música, ya verás. Recién empiezo. Pero me tengo fe...siento que hay algo en ella que a alguien le va a gustar.
La plata es una ciudad bohemia, llena de artistas frustrados, de artistas con talento innato, y la mayoría no pretende alcanzar una fama. La plata es linda así, con canciones que nadie escucha, libros que nadie lee, teatros a los que nadie va, y pinturas que no son vistas por nadie. Es trsite y cruel la realidad, pero es mejor que estar alcanzados por el comercio y el dinero, y que nos empiecen a corromper a todos.

Mejor así, libres y pobres, que ricos pero atados al capitalismo.

Un beso :D

pd: me emocione no?jaja